La indefensión aprendida es ese estado cuando un animal es sometido repetidamente a un estímulo aversivo del que no puede escapar. Eventualmente, el animal deja de intentar evitar el estímulo y se comporta como si fuera completamente incapaz de cambiar la situación. Incluso cuando se presentan oportunidades para escapar, esta indefensión aprendida impide cualquier acción o iniciativa por parte del animal.
Si bien este concepto está fuertemente ligado a la psicología y el comportamiento animal, también puede aplicarse a muchas situaciones que involucran a los seres humanos. Cuando las personas sienten que no tienen control sobre su situación, también pueden comenzar a comportarse de manera indefensa. Esta inacción puede hacer que las personas pasen por alto las oportunidades de alivio o cambio. ¿Y los niños no son inmunes?
Indefensión aprendida en niños
La indefensión aprendida puede comenzar muy temprano en la vida, incluso en la etapa infantil. Los bebés institucionalizados, así como los que sufren privación materna o una crianza inadecuada, corren un riesgo especial de indefensión aprendida debido a la falta de respuestas de los adultos a sus acciones. También es posible que las madres que se sienten impotentes transmitan esta cualidad a sus hijos.
La indefensión aprendida puede conducir tanto a la ansiedad como a la depresión. Su hijo puede desarrollar la expectativa de que los eventos futuros serán tan incontrolables como los pasados. Esencialmente, su hijo puede sentir que no hay nada que pueda hacer para cambiar el resultado de un evento, por lo que se dice a sí mismo que es mejor que ni siquiera lo intente.
Por ejemplo, si un niño estudia para un examen y aun así obtiene una calificación baja, puede sentir que no tiene control sobre su desempeño, por lo que podría decidir dejar de participar y estudiar por completo. Luego puede generalizar estos sentimientos a otros aspectos de su vida y perder la motivación para tener éxito, ya que cree que su éxito está fuera de su control.
Los síntomas de la indefensión aprendida pueden incluir:
Esperanza de alivio de sentirse impotente
En un estudio de indefensión aprendida simulada, los participantes que recibieron una intervención terapéutica después de una tarea irresoluble tenían más probabilidades de tener éxito en completar una tarea de seguimiento similar que el grupo que no recibió la intervención terapéutica.
Los investigadores sugirieron que la intervención terapéutica ayudó a proporcionar a los participantes suficientes comentarios positivos sobre su desempeño inicial para revertir temporalmente los efectos negativos de la indefensión aprendida en una segunda prueba.
Obteniendo ayuda
Es importante saber que no todos los niños reaccionan ante eventos incontrolables con indefensión aprendida o depresión. Ciertos factores biológicos y psicológicos pueden aumentar la probabilidad de que un niño experimente indefensión aprendida y/o depresión.
Si cree que su hijo puede estar deprimido o muestra signos de indefensión aprendida durante más de unas pocas semanas, es mejor que un profesional lo evalúe para obtener un diagnóstico y tratamiento precisos.
Hay algunos profesionales de la salud mental que creen que es posible reemplazar la indefensión aprendida con el «optimismo aprendido» utilizando técnicas de terapia cognitiva.
Otras técnicas posibles incluyen enseñar a su hijo a disputar sus propios pensamientos negativos y promover sus habilidades sociales y de resolución de problemas. Aquí hay algunos guiones útiles para los padres a considerar:
- «Parece que te sientes desanimado por tener un mal desempeño en tu examen después de tanto estudiar».
- «Puede ser abrumador cuando eres un buen amigo de los demás y no te devuelven el favor».
- «Te sientes deprimido y solo cuando las cosas no funcionan para ti. ¿Cómo podemos resolver esto juntos?»
- «Quieres renunciar o posponer tareas cuando las cosas son demasiado difíciles. Eso tiene sentido para mí. Estoy aquí para ti y puedo ayudarte cuando lo necesites».