Abraza tus emociones
El fracaso va acompañado de una variedad de emociones: vergüenza, ansiedad, ira, tristeza y vergüenza, por nombrar algunas. Esos sentimientos son incómodos y muchas personas harán todo lo posible para evitar sentir malestar emocional.
Un estudio de 2017 publicado en el Revista de toma de decisiones conductuales dice que no deberías tratar de deshacerte de sentirte mal después de un fracaso. Los investigadores descubrieron que pensar en sus emociones, en lugar del fracaso en sí, es más útil.
Permitirte sentir mal es motivador. Puede ayudarlo a trabajar más duro para encontrar mejores soluciones para que mejore la próxima vez.
Entonces, adelante y abraza tus emociones. Reconoce cómo te sientes y permítete sentirte mal por un momento. Etiqueta tus emociones a medida que te permitas experimentarlas. Por ejemplo, podrías pensar «Estoy decepcionado» o «Estoy triste porque no funcionó».