Crecer no es fácil. No es de extrañar que muchos adolescentes se enfrenten a algunos desafíos bastante difíciles en la transición de la niñez a la edad adulta, y es posible que respondan actuando mal.
Los padres, maestros y otros adultos pueden ayudar a los adolescentes brindándoles apoyo y estableciendo límites justos. Por supuesto, también es importante identificar los tipos de problemas que a menudo enfrentan los adolescentes. Estos problemas de los adolescentes son comunes, pero no inevitables. Si está preocupado por su hijo, comience por observar su comportamiento y trate de identificar lo que está sucediendo.
Asunción de riesgos
Hay muchos formas en que los adolescentes se expresan. Para algunos, es a través de la asunción de riesgos. La toma de riesgos es común entre los preadolescentes (niños de 10 a 12 años) y los adolescentes (niños de 13 a 19 años), en gran parte porque los niños de esta edad tienden a creer que son invencibles.
La asunción de riesgos se manifiesta de muchas maneras diferentes. Para algunos adolescentes, eso podría incluir beber en exceso, tener relaciones sexuales, conducir de manera imprudente y correr otros riesgos con su seguridad.
Según el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo, 1 de cada 10 adolescentes de 16 y 17 años informó haber bebido en exceso en 2019.
Uso de sustancias
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informan que el alcohol, la marihuana y el tabaco son las sustancias que los adolescentes consumen con más frecuencia. Sin embargo, los adolescentes también usan medicamentos recetados, inhalantes y otras sustancias ilícitas. Los primeros signos de advertencia del consumo de alcohol y sustancias incluyen:
- Cambios en el comportamiento y el estado de ánimo
- Cambios en los hábitos de sueño y los niveles de energía
- Depresión, cambios de humor y apatía.
- Baja motivación
- Signos físicos como pupilas dilatadas, pupilas puntiformes, ojos inyectados en sangre, cambios de peso y marcas de agujas
- Negativa a comunicarse con los miembros de la familia.
- Comportamientos de riesgo
- Cambios repentinos o frecuentes de amigos
- Absentismo y delincuencia
- Excusas insatisfactorias para los comportamientos.
- Retiro de la familia, los amigos y las actividades.
Ser capaz de reconocer las señales de que su hijo está consumiendo alcohol, drogas o tiene otros comportamientos de riesgo puede ayudarlo a abordar el problema más temprano que tarde.
Depresion y ansiedad
La depresión y la ansiedad pueden afectar a niños y adultos y, en ambos casos, puede ser un obstáculo difícil y desafiante. Los niños que están deprimidos a menudo se alejan de sus amigos, tienen problemas para dormir, o cambiar sus hábitos alimenticios, entre otros síntomas (algunos de los cuales pueden ser diferentes de los que se ven en adultos con depresión).
Si sospecha que su hijo puede tener depresión o ansiedad, hable con su pediatra sobre el diagnóstico y el tratamiento.
Si su hijo experimenta síntomas de depresión o ansiedad, su médico realizará una evaluación y buscará cualquier problema médico que pueda estar contribuyendo a estos síntomas. Luego, su médico puede recomendar tratamientos o derivar a su adolescente a un profesional de salud mental para una evaluación y tratamiento adicionales.
Además de brindarle a su hijo adolescente la ayuda profesional que necesita, anímelo a probar estrategias de autoayuda como hacer ejercicio, comer alimentos nutritivos, dormir lo suficiente y pasar tiempo con amigos.
Obesidad
Para los niños obesos y con sobrepeso, la vida a veces puede ser muy dura. Los jóvenes que luchan con el peso a menudo enfrentan problemas sociales y pueden tener problemas para adaptarse. También tienen índices más altos de depresión y otros problemas de conducta.
Si su hijo tiene sobrepeso, sea consciente del riesgo que representa para su autoestima. Ofrezca asistencia para ayudar a su hijo a superar sus problemas de peso, así como cualquier otro desafío que pueda acompañarlos.
La depresión y la ansiedad pueden contribuir a la obesidad, ya que los cambios en el apetito y los niveles de actividad son comunes en ambas afecciones. Los niños que están lidiando con síntomas de depresión pueden sentirse demasiado fatigados para estar físicamente activos y pueden comer más de lo normal. Obtener ayuda para cualquier problema de salud mental subyacente también puede ser el primer paso para mejorar su salud física.
Problemas de autoestima
Para muchos adolescentes, la autoestima, o la falta de ella, puede ser un gran problema. La baja autoestima está asociada con una serie de consecuencias negativas que pueden influir en el desarrollo de los adolescentes en la transición a la edad adulta, incluidos los trastornos alimentarios, la depresión, la ansiedad, el uso de sustancias y el suicidio.
La investigación también sugiere que estas luchas tempranas de autoestima pueden tener consecuencias duraderas. La baja autoestima durante la adolescencia está relacionada con un nivel educativo más bajo, mayores dificultades financieras, mayor desempleo y un peor bienestar físico y mental en la edad adulta.
Hay muchas maneras de ayudar a su hijo a desarrollar una autoestima saludable. Es importante ser positivo y alentador. También es igual de importante darles oportunidades tanto para tener éxito y fallar. Asegúrese de señalar que no espera la perfección de su hijo, solo quiere que lo intente y haga lo mejor que pueda.
Supervisión inadecuada
El tiempo libre excesivo sin supervisión a veces puede llevar a los adolescentes a tener problemas. Esto no significa que cada momento de la vida de su hijo deba reservarse con actividades, clases o eventos programados. De hecho, la investigación ha demostrado que tener un tiempo menos estructurado es importante para el desarrollo de habilidades críticas, incluidas la autodirección y la autorregulación.
Pero su hijo debe ser consciente de sus expectativas para él y comprender que ciertos comportamientos están prohibidos, pase lo que pase. Establecer reglas y límites, proporcionar una buena supervisión y comunicarse con su hijo puede ayudar a mantenerlo encaminado.
Cómo pueden ayudar los padres
Si su hijo adolescente está experimentando alguno de estos desafíos, es importante que intervenga. Su hijo adolescente necesita su apoyo y asistencia mientras navega por la adolescencia.
Hable con su hijo adolescente
Lo primero que debe hacer es abrir una línea de comunicación con su hijo. Esto no significa acribillar a su hijo con preguntas, un enfoque que a menudo puede ser contraproducente a esta edad, sino ser directo cuando parezca apropiado. En otros casos, simplemente reserve tiempo para pasarlo con su hijo.
Escuche lo que tienen que decir y hable sobre las cosas que quieren discutir. Trate de evitar ser demasiado crítico y no descarte sus sentimientos.
Presta atención a las señales
Incluso si habla con su hijo con frecuencia, siempre debe estar alerta a los signos y síntomas de un problema. Si bien es importante evitar reaccionar de forma exagerada, dado que los niños de esta edad pueden ser más dramáticos y malhumorados, estos comportamientos deberían ser motivo de preocupación:
- Cambios en los hábitos de sueño y alimentación.
- Uso de drogas y alcohol
- Fatiga, dormir todo el día o falta de energía
- Irritabilidad y agresividad
- Pérdida de interés en las actividades.
- Diálogo interno negativo y baja autoestima.
- Problemas en la escuela, incluida la dificultad para concentrarse y la falta de asistencia
- Comportamientos imprudentes
- Cambios repentinos en el comportamiento
- Retiro social
- Lágrimas y ataques frecuentes de llanto
- Pensamientos o comentarios sobre la muerte o el suicidio.
Busca ayuda
Si el comportamiento o los comentarios de su hijo le preocupan, obtenga ayuda de un profesional de la salud mental. El médico de su hijo o el consejero escolar pueden ayudarlo a conectarse con la atención y los recursos de salud mental.